domingo, 10 de mayo de 2009

La Psicología Transpersonal

Amplia el horizonte de comprensión de la conciencia humana abarcado tradicionalmente por la psicología: incorpora la dimensión espiritual. Como corriente de pensamiento de la psicología se origino en los años 60, entre sus fundadores están Stanislav Grof, Abraham Maslow y Gregory Bateson. En síntesis, podemos decir que la Psicología Transpersonal consiste en el estudio psicológico de las experiencias transpersonales y sus correlatos, entendiendo estas experiencias como aquellas en las que la sensación de identidad - el self - se extiende más allá (trans) de la persona, abarcando aspectos de la humanidad, la vida, el psiquismo y el cosmos, que antes eran experimentados como ajenos. Además se puede señalar que las experiencias transpersonales suelen ir acompañadas de cambios psicológicos dramáticos, duraderos y beneficiosos, ya que estas experiencias pueden proporcionar una sensación de sentido y objetivo a nuestra vida, pueden ayudarnos a superar crisis existenciales y despertar en nosotros una preocupación compasiva por la humanidad y el planeta. También evidencias la existencia de un amplio abanico de posibilidades humanas y nos sugieren que ciertas emociones, motivaciones, capacidades cognitivas y estados de conciencia pueden ser cultivados y refinados hasta grados mucho más elevados hasta lo ahora considerado normal. Por otra parte, foco central de la psicología transpersonal es el estudio de la conciencia y los estados alterados de conciencia, que si bien es un fenómeno difícil de expresar o definir con exactitud a través de las palabras, ya que involucra una experiencia que va más allá de las categorías verbales y frecuentemente de las vivencias cotidianas, ésta se refiere a un modo de funcionamiento consiente que trasciende los límites de identidad individuales y/o del espacio y el tiempo, por lo tanto, la naturaleza última de la conciencia es intangible e inconcebible, se trata de un aspecto del Absoluto, no es personal ni mental, sino más bien transpersonal y transmental.
La interpretación de la enfermedad como mensaje psicoespiritual que debe de ser descifrado e interpretado para transformarse en una oportunidad para el crecimiento interior, supone valorar positivamente una realidad sobre la cual nuestra cultura materialista sólo percibe sus aspectos negativos. La enfermedad, en este concepto, integra la economía del universo: los síntomas se perciben como signos portadores de un mensaje y los cuadros patológicos nos remiten a un desequilibrio que se produce en las relaciones sutiles que vinculan al cuerpo con la Psique y el Espíritu. Desde su perspectiva, los trastornos de salud señalan una alteración de la armonía original que preside las correspondencias entre los distintos planos de realidad que configuran el ser del hombre (microcosmos) y el ser del mundo (macrocosmos).
Si la física moderna nos enseña hoy que el pensamiento causalista puro fue un error muy comprensible, pero sin duda un equivocación, y que las leyes que mejor se adaptan a la realidad son las de reflexión, podría volver a tomarse en serio otro principio de la filosofía hermética: como es arriba es abajo. Esta idea atribuida a Hermes Trimegisto, afirma que las cosas superiores se corresponden con las inferiores y las interiores con las exteriores. La idea fundamental de las analogías la encontramos no solo en la filosofía hermética, sino también en la religión.
Para Paracelso precursor de la medicina moderna, era evidente que el entorno es un espejo de la situación del paciente, lo mismo que éste, a la inversa, refleja su entorno en los síntomas que presenta. Uno de los instrumentos preferidos de la ciencia medica, ha sido la estadística, con cuya ayuda incluso se aportaban pruebas. Pero la estadística se apoya exclusivamente en el pensamiento comparativo y no presenta ni rastro de carácter demostrativo, porque no tiene nada que ver con la causalidad, sino exclusivamente con la correlación.
Distintas afirmaciones del Buda Gautama sostienen que en nuestro universo todo esta interrelacionado. Los descubrimientos de los físicos se han acercado a las viejas filosofías. Podría decirse también que estos científicos demuestran hoy, con exactitud matemática, la validez de las escrituras sagradas de Oriente y su visión del mundo basada en la analogía. Cuando los físicos intentan describir el mar de partículas que constituye nuestra realidad, utilizan siempre comparaciones gráficas sorprendentemente parecidas a las de las escrituras sagradas de Asia, si no es que se han apoyado conscientemente en ellas.
Habría que mencionar en especial la imagen hinduista de la Creación, en el collar del Dios del cielo - Indra - , que consiste en innumerables perlas, en cada una de las cuales se refleja toda la red, conteniéndola. También la idea de que el Universo consiste en energía oscilante es moderna y antiquísima en igual medida.
Esta imagen de las perlas de energía sintoniza perfectamente con la idea de que todo en el Universo equivale al modelo del mándala (circulo mágico): una danza vibratoria alrededor del centro. En cualquier átomo, la energía también orbita en forma de electrones en torno al diminuto núcleo que se encuentra en el centro, y toda la materia está formada por estos mándalas de átomos. Asimismo, en cualquier célula, ya sea humana, animal o vegetal, todo gira alrededor del núcleo, por lo general En los centros de energía humana , los chacras, se mueven igualmente alrededor del centro.
Leonardo da Vinci representó la totalidad del hombre como un mándala: una figura en estrella de cinco puntas en la cual todo gira alrededor de un chackra central, llamado Anahata, que corresponde al corazón.
Si contemplamos el campo energético de la tierra, comparándolo con el del hombre, existen paralelismos, totales. Los biólogos han conseguido medir un campo eléctrico existente alrededor de las células.
La medicina ha aportado multitud de indicios que demuestran que el cuerpo humano está rodeado de campos electromagnéticos equivalentes a los de la tierra. Además del EEG, se usa también un MEG, que a unos pocos centímetros de la cabeza humana mide un campo magnético clara y coincidente.
Si se deja uno guiar por la antiquísimas filosofías de los distintos pueblos, las coincidencias en el área energética son todavía mas claras. Oriente conoce desde tiempos inmemoriales el campo magnético del hombre con sus centros interiores, los chacras y su radiación al exterior, manifestada en el aura. La medicina alternativa occidental sigue la huella de estos conocimientos. Una prueba de ello es la fotografía Kirilian.
También el sistema de las vías de la energía y de los puntos nodales de la teoría india de los nadis, que se conocen desde antiguo, ha sido demostrado recientemente mediante electroacupuntura y termografía.
Dichas vías energéticas y los puntos nodales existen igualmente sobre la superficie terrestre.
La medicina tradicional se convierte para muchas personas en un puerto de esperanza en una época en que la moderna medicina académica se debate entre contradicciones y dificultades. Pero lo que realmente necesitamos es una nueva disciplina, que armonice lo válido de las viejas terapias naturales con las oportunidades de la medicina académica. Por ese motivo, la expresión de medicina complementaria resulta mucho mas acertada que la calificación alternativa ya que no se trata de sustituir, sino de completar.
Algo análogo sucede con la psicoterapia. Ciertamente, el psicoanálisis puede explicar muchas cosas, pero suele fracasar en el tratamiento práctico. En particular, apenas puede ayudar a las personas ante la oleada de nuevas afecciones psicosomáticas que aparecen con creciente ímpetu, como son la pérdida aguda de la audición o la depresión. La clásica terapia conductista no puede explicar el mundo del alma, limitándose al comportamiento y a su modificación. Ambas intentan en último término asir con medios del polo masculino -en un caso con los del análisis (intelectual), en el otro incluso con programas de aprendizaje y medios matemáticos como la estadística- algo tan arquetípicamente femenino como lo es el alma. Los métodos de la Psicología Transpersonal y Humanista o de las terapias espirituales, han llenado este vacío.
La enfermedad es un camino transitable que en sí no es positivo ni negativo. Todo depende de la actitud que adopte la persona. Por lo que en realidad son oportunidades para desarrollarnos.
Aquello que no queremos tener en nuestro consciente y que confiamos eliminar ignorándolo, permanece a un lado, o empleando la terminología de Jung. “permanece en la sombra” . Por consiguiente esta se compone de todo aquello que no queremos reconocer ni aceptar y que intentamos pasar por alto. En este sentido, es diametralmente opuesta al YO, que está formado por todo aquello que aceptamos de nosotros mismos y con lo que nos identificamos. Por esta razón, ningún Yo se plantea de buen grado los contenidos que van quedando en la sombra. No obstante, puesto que dicha sombra es una parte necesaria de nuestra totalidad, únicamente podemos estar sanos, entendiendo por ello completos, si la integramos. Una persona completa está formada por Yo y sombra; ambos conforman el ser humano completo y autorrealizado. Consecuentemente, la aceptación y la superación de los contenidos que existen en la Sombra y que se traducen en síntomas es un camino para encontrarse uno mismo. Los cuadros patológicos son manifestaciones de este aspecto de nosotros, que por su manera de aparecer desde lo mas profundo de nuestra alma hasta la superficie del universo corporal, resultan fácilmente accesibles, con lo que se convierten en excelentes indicadores.
Por tanto, el campo de trabajo de la Psicología Transpersonal y Humanista, abarca los planos del cuerpo, y el comportamiento. Así como la esencia de uno mismo, el núcleo divino en nuestro interior. Llegando a la raíz de nuestras pautas inconscientes, desbloqueando el camino hacia nuestro propio yo. Reconociendo tanto la importancia de las experiencias personales como de las transpersonales, integrándolo en un todo.
“ SOY UNO CON EL COSMOS”.

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