sábado, 15 de noviembre de 2008

LOS ESTADOS DE CONCIENCIA

Entendemos por conciencia el conjunto de todos los contenidos de nuestra psique, de nuestra alma. Mientras que el subconsciente y el inconsciente son divisiones de lo que hemos dado en llamar conciencia.
Con frecuencia se compara nuestra conciencia con un iceberg, del cual la parte que sobresale por encima de las aguas sería el consciente y lo que permanece oculto por debajo de las mismas, el inconsciente; y en este símil el subconsciente sería aquella parte del inconsciente que se halla en intimo contacto con el consciente.

En la realidad los límites entre las distintas zonas no están bien delimitados sino que son confusos y lo único que permanece claro es que aquello que ahora tenemos en la mente es lo consciente; lo que ahora tenemos olvidado, fuera de la mente, lo inconsciente; y lo que ahora no tenemos en mente pero “casi” lo está y podemos acceder a ello con facilidad estará en el subconsciente.
Hubo un tiempo en que solía decirse, “ Dios es el refugio de la ignorancia”. Y es cuando se ignoraba algo se recurría a Dios como último recurso o argumento. Pues bien ahora, podríamos aprovechar la misma frase sustituyendo Dios por inconsciente.
Como dice Jung: En el fondo existen muy pocos momentos en que somos realmente conscientes... por el contrario, el inconsciente es un estado constante, duradero... mientras escuchamos, hablamos, leemos, nuestro inconsciente sigue trabajando aún cuando no demos cuenta. Puede demostrarse que el inconsciente teje permanentemente un vasto sueño que imperturbable, va siguiendo su camino por debajo de la conciencia y emerge por las noches en los sueños, y en ocasiones durante el día.
Jung nos hizo ver que existen contenidos de nuestra mente inconsciente que el llamo inconsciente colectivo, basándose en que los consideraba idénticos en todos los individuos, en todas las culturas, sería el substrato de nuestra imaginación.
Nos conocemos a partir de nuestros actos, de nuestros sentimientos, de nuestras emociones, de nuestras intenciones y de las reacciones de los demás ante nosotros mismos. Sin embargo para responder a la pregunta de ¿quién son yo? , debemos poner otros contenidos no propiamente mentales y distintos a lo que hemos llamado inconsciente.
La percepción de estas tres formas de conciencia de nosotros mismos no es inmediata. El imaginario simbólico que sirve para crear el arte, a servido también para crear los mitos, las religiones y lo que en general llamamos tradición . Solamente utilizando este conocimiento analógico , poético, mítico, llegamos a ser capaces de percibir estos tres mundos de nuestro propio yo.
Jung, ha llamado proceso de individuación a la maduración que supone percibir y unificar estos tres estados alterados de conciencia. Supone según él, que la mente subconsciente se ha definido frente al inconsciente colectivo.
Significaría que comenzamos a ser conscientes de nuestra propia individualidad y responsabilidad frente a la realidad del mundo circundante y frente a lo trascendente.
Este proceso de interiorización y unificación de la conciencia significa, en primer lugar, unificar todas las fuerzas de nuestra propia conciencia. La fuerza la dinámica, la energía personal, no pueden perderse en una lucha intestina. Es energía es única porque el ser íntimo del hombre es único. Del mismo tipo es la energía que nos hace pensar racionalmente que la que nos hace imaginar y la que nos hace desear, sentir, temer, odiar, aparearnos, sanar o morir. No hay mas que una energía en el hombre, que es de raíz material.
Este despertar a un estado superior de conciencia produce un efecto transformador de la persona. La misma se ve formando parte de un todo mucho mas grande: el universo. Este fenómeno psicológico es lo que llamamos conciencia cósmica.
Esta percepción de la Supraconciencia, que une al hombre con el principio creador del universo, con la fuerza primordial , es lo que hace sentirse absolutamente libre de toda coacción, física y moral, es el principio en que se fundamenta el libre albedrío humano y la libertad de conciencia. Por eso la aceptación de sí mismo como Persona, dotado de Imaginación, Razón, y voluntad libre, le hace responsable. El hombre es responsable porque responde a las otras personas que le rodean, a lo que genéricamente hemos llamado trascendencia. Por eso decimos que es un ser intencional.

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